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VÍCTOR ROSSO: "FUI AFORTUNADO POR CORRER CON SENNA"

#Automovilismo ¡Disfrutá de la entrevista de Víctor Rubén Rosso con Campeones a través de Instagram Live!

05/04/2020 |

(Por Campeones)  

Desde su Marcos Juárez natal, "Vichín" charló con Carlos A. Legnani (h) por el canal de Campeones en Instagram, recordando sus encuentros en las pistas inglesas y europeas con el brasileño; su título de primer Campeón Argentino de Fórmula Renault, y sus vivencias en Alemania y Japón. También se emocionó al recordar a su amigo y compañero, Leonardo Monti, con quien trabajó en el automovilismo nacional.

Fue el primer campeón de la Fórmula Renault en 1980; vivió en Gran Bretaña, Alemania y Japón. Conoció, compartió y corrió contra Ayrton Senna en sus comienzos en la Fórmula Ford 2000 británica y europea; armó un proyecto para tener un equipo propio con mano de obra argentina en la Fórmula 3 Alemana, con un Berta; volvió a nuestro país y tras un par de carreras en TC2000, a fines de 1994 se retiró a los 32 años para comenzar la etapa de director deportivo.
 
Víctor Rubén Rosso repasó su campaña deportiva, y su estilo de vida en el exterior, en una notable charla con Carlos A. Legnani (h) por el canal en Instagram de Campeones, en donde además recordó a su amigo Leonardo Monti, con quien llevó a cabo la gran mayoría de los proyectos, desde sus inicios en karting y más tarde en el automovilismo argentino.
 
"Al automovilismo disfrútenlo. Si no lográs correr en Fórmula 1 no es frustración. Yo también quise correr, pero hay otras cosas que se pueden hacer en el automovilismo. Me retiré a los 32 años. Los campeonatos que logramos con los Honda de TC2000 los disfruté más como director que como piloto", orientó "Vichín" a aquellos pilotos que se frustran por no lograr llegar a la máxima categoría del automovilismo mundial, y los alienta a realizar otras acciones en la actividad.
 
"Podés ser pasional, pero también en el automovilismo debes ser frío. En algún momento te sentís apabullado por la gente, cuando te hacen creer que sos el mejor, y cuando te das cuenta que no es así empezás a evaluar cómo seguir. A todos los que corrimos nos pasa", admite el piloto nacido en Marcos Juárez y con cuatro décadas de relación con el deporte.
 
"Tengo más de 40 años de automovilismo activo y estoy cansado. Me dio mucho. No fumé, no bebí alcohol ni salía de noche, por practicarlo", sostiene Rosso sobre cómo vivió durante sus años de piloto para lograr sus objetivos.
 
Como todos, el karting fue el primer contacto con la velocidad y junto con Leo Monti. "Nos conocimos de toda la vida. A él le gustaba la parte mecánica, y a mi manejar. Él me preparaba el karting, y desde allí siempre trabajamos a la par", rememora Víctor, quien heredó la pasión de las carreras de su papá. "Le gustaba el Sport Prototipo y era fanático de Jorge Cupeiro", acota.
 
Al hablar de Monti, Rosso demuestra su emoción sobre quien era mucho más que un socio en la faz comercial y deportiva. "Las decisiones las tomábamos entre los dos.  Si lo atacaban a él lo hacían conmigo. Eramos uno", afirma el marcosjuarense sobre esa amistad genuina desde su niñez.
 
"Cuando se enfermó, tomamos la decisión de dar el paso al costado. Era mucho stress para él, pero tenía la capacidad para darse cuenta de quién podía servir. Hoy todos los equipos tienen a un técnico que trabajó con él", al referirse sobre el ingeniero, y confiesa que su muerte lo afectó. "Se terminó una parte mía del automovilismo. Ya no lo siento como antes", enuncia.
 
Rápidamente, recuerda sobre aquél primer título de 1980, con el equipo conformado en su ciudad y la dirección técnica de Monti. Antes, había debutado en 1979 en el autódromo "General San Martín" de Mendoza, en las últimas carreras de la denominada entonces Fórmula 4 Argentina.
 
"Era una pista que era difícil de recordar", afirma sobre el trazado del escenario cuyano que ya no tiene actividad en el presente. "La primera vuelta que di me preguntaba qué hacía ahí. Tenía un susto. Cada vez que completaba la vuelta, pasaba por la recta de boxes, y lo veía a Leo con el cartel, decía ¡llegué!".
 
"Fue una etapa soñada en mi vida. Eramos un equipo completo cordobés", asegura. "Lo más llamativo fue cuando fuimos a Buenos Aires, había más de cien autos y tenía el Nº108. Y mi primera carrera que gané fue una de 'No Clasificados', en donde había treinta pilotos que habían quedado afuera de la grilla final, en Pigüé", indica.
 
"Era la época en donde cualquiera podía armar su auto", añora Rosso, que en la temporada '80 es protagonista para pelear por la corona de la flamante Fórmula Renault, logrando vencer en seis (6) fechas, manteniendo una dura puja con Gustavo Sommi, quien era el último campeón de F4.
 
"Ganamos la mayoría de la carreras con Sommi y en la única que no lo hicimos, porque nos tocamos y Gustavo con mala suerte tumba, la ganó Ricardo Risatti. Fue el campeonato más peleado de la fórmula, y cuando fui campeón estuve en la tapa de los diarios", señala.
 
A partir de allí, y con el título flamante, se enfoca en ir a correr a Europa, para correr en Fórmula 3, como lo estaba ya haciendo Oscar Larrauri. Estaba definiendo esta posibilidad cuando en uno de los recordados programas de Campeones que realizaba los sábados al mediodía ("Almorzando con los Campeones"), conoce al colombiano Roberto Guerrero, quien lo orienta para correr en Gran Bretaña.
 
"En ese momento había dos posibilidades. Hacer el Europeo, que era muy caro o hacer 20 carreras en Inglaterra, con una logística mucho más barata", le manifestó el colombiano sobre cuáles eran los pro y contra de cada divisional. Tomada la decisión de correr en los circuitos ingleses, viajó con su padre, Leo Monti y un mecánico.
 
"Cuando llegamos nos dimos cuenta que ninguno hablaba inglés. Fuimos al RAC (Real Automóvil Club) en Londres, y le explicamos como pudimos que teníamos que hacer la licencia. Eramos inconscientes. Encima, para manejar era todo al revés de acá, porque se conduce del lado derecho", recuerda sobre esa primera experiencia en el exterior.
 
Por si fuera poco, se enfocaron en formar un equipo propio, y además de adquirir un chasis (al comienzo corrió con un Argo y en la parte final del año con un March) y la motorización de Novamotor en Italia, que los proveía desde Italia, armaron un taller rodante para ir a las carreras.
 
"Compramos un camión de mudanzas para hacerlo taller y lo pintamos Argentina Racing Team. Alquilamos un galpón que se usó en la Segunda Guerra Mundial en Snetterton, al lado de la fábrica de Van Diemen, en donde atendían los autos de Ayrton Senna, Enrique Mansilla y el mexicano Alfonso Toledano", recuerda.
 
Y refuerza esta empresa: "Siempre me gustó crear y tener un equipo propio en Europa. No sabíamos lo felices que éramos, y en ese momento no tomé dimensión de lo que se hizo. No lo disfruté en lo deportivo. Fue muy difícil, pero aprendimos el idioma y sus costumbres". En esa temporada inaugural lo mejor fue en la penúltima fecha en donde Rosso fue quinto tras haber empezado 14º, sumando dos puntos en el certamen.
 
En 1982, se decide disolver el proyecto del equipo propio y buscar nuevos horizontes en la Fórmula Ford 2000. "Cuando llegué no era tan popular. Voy a Van Diemen en donde estaba Carlos Costilla, y había otro auto que era de Ayrton Senna, quien había retornado a Brasil, y uno sabía que sin él peleaba el campeonato, pero volvió y fue bravo", asegura Rosso, quien además de "sufrirlo" a Senna debió afrontar con su señora uno de los momentos más difíciles durante el conflicto de Argentina y Gran Bretaña en Malvinas.
 
"Entre la devaluación y la Guerra de Malvinas, desde Buenos Aires me piden que no corra en Inglaterra, y me voy a hacer el europeo, en Bélgica y Holanda, pero al intentar retornar a Inglaterra no nos dan la visa, y tuve que dormir con mi mujer en un auto. El ACA ayudó y gestionó con la visa para volver a Inglaterra", recordó Rosso, quien además debió superar un suerte de interrogatorio de las autoridades aduaneras británicas para justificar su ingreso a la isla.
 
Con respecto a Ayrton Senna, el cordobés destacó: "En todos los deportes hay un distinto. Estoy agradecido de haber corrido con él. No me ganó a mi solo, sino a todo el mundo. Hacía cosas que ninguno lo hacía. Era raro como manejaba, tenía una manera de rebajar la marcha diferente al resto, con un lapso de tiempo distinto".
 
"Él no entendía cuando eras más rápido. Como pasó en Brands Hatch cuando hice la pole. Habíamos empatado en el tiempo, y no entendió que yo lo había hecho una vuelta antes que él, miró la planilla y se fue muy enojado consigo mismo. Era muy leal", puntualizó sobre la personalidad del brasileño, y sobre esa carrera de FF2000 que terminó ganándole al argentino con una maniobra milimétrica para superarlo tras varios intentos.
 
"¿Cómo puede ser que un piloto sea mas rápido que otro?", se interroga Rosso, quien revalida: "Era más rápido. Me hizo tomar conciencia que en el automovilismo para ser bueno tenés que tener la mentalidad ganadora y no permitirse perder". Y lo compara con Michael Schumacher, con quien se cruzó en la F3 Alemana. "A Schumacher se lo podía batir. Senna, en cambio, era imbatible", sostuvo.
 
Consultado sobre qué rescató de sus vivencias en diferentes culturas como la inglesa, alemana o japonesa, Rosso dejó en claro que cada una le dio su formación, y la resumió con una acción: "En Inglaterra aprendí que el inglés te ve mal estacionado, y no te va a decir nada; en cambio en Alemania, no solo te insulta sino que te denuncia ante la policía. Y en Japón, cuando alguien pasa, te mira y no entiende qué te ocurrió. No piensa mal".

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